Clusterizar la economía
La nueva economía o la «vieja» en su constante transformación, recorrido e interpretación, ha dejado obsoleto el histórico enfoque sectorial, que cautiva y todavía hoy alimenta clasificaciones estadísticas oficiales, organizaciones ministeriales de los gobiernos, políticas públicas o estrategias empresariales.
La realidad exige contemplar un mundo de «micro-regiones» o «micro espacios diferenciales» sobre los que poder intervenir. A la vez, hoy asistimos a la ruptura de fronteras en diferentes industrias, a la evolución del producto a la solución, a nuevos conceptos asociados a la “nueva manufactura”, a la proliferación de diferentes modelos de negocio e industrias en el seno de una misma empresa, o a tecnologías facilitadoras, que transforman la oferta empresarial, así como a la pertenencia, con diferentes roles, en múltiples cadenas de valor, en un tránsito obligado desde la globalización hacia tendencias regionalizables, deglobalizadas, locales o híbridas. Todo ello ha dado lugar a una visión “inter-sectorial” y “sistémica” que exige un nuevo enfoque.
Adicionalmente, esta nueva “ordenación de factores” está asociada a un territorio o espacio concreto en el que se desarrolla la actividad, y aumentando su eficiencia-eficacia a medida que la interacción y proximidad cobren relevancia. Esta realidad pone en valor, de forma natural, un enfoque CLUSTER.
La superposición y desarrollo convergente de todas aquellas actividades interrelacionadas, la “clusterización de la economía” hace que el binomio “Economía – Territorio” proporcione ventajas competitivas en los ámbitos de la rentabilidad empresarial, la competitividad regional y el bienestar de las y los ciudadanos.
Se trata de saber por qué y para qué, y conocer el cómo de la clusterización, para decidir cuál debe ser el rol de la empresa en su propio beneficio, y el de los gobiernos al servicio de su País y sociedad.
Clusterizar la economía, más allá de dotarse de una «entidad cluster» resulta esencial en toda estrategia transformadora.
Hoy, el mundo clama por «ecosistemas» que de una u otra forma, apuestan por una amplia y no espontánea configuración de espacios coopetitivos. La clusterización de la actividad en un territorio concreto es la fuerza tractora del cambio y solución necesarios.